Nadie sabe lo que va a pasar mañana es el quinto álbum de estudio del cantante puertorriqueño Bad Bunny, publicado el pasado 13 de octubre.
A un año y cinco meses de su tan aclamado disco Un Verano Sin Ti, Benito regresa no solo con un disco de 22 canciones repartidas en una hora y veintiún minutos, sino también al trap, en una búsqueda entre sus orígenes y sus vivencias, con sus sentires en los últimos años, a una manera de dualidad/equilibrio entre ser Bad Bunny y Benito.
Nos pusimos nuestros sombreros para escuchar su nuevo material.
Acompañennos a conocer qué nos pareció
Opinión de AkeHacer un álbum extenso solo puede llevarte a dos camino: es un viaje largo, pero satisfactorio, con altas y bajas, pero constante o cae en la monotonía y se vuelve tedioso y aburrido, en donde todas las pistas te saben igual.
Para la suerte de Bad Bunny él ya hizo ambos.
Veníamos de ver a Benito consagrarse como el artista más importante y escuchado del mundo, de bailar (y en mi caso llorar) con su obra cumbre Un Verano Sin Ti, el cual a través de 23 canciones logró viajar por todo el planeta (y sobre todo Latinoamérica) a través de sus variados ritmos, encontrando un equilibrio entre su sonido esencia y colaboraciones como The Marías, Bomba Estéreo y Tony Dize, haciendo de este disco el más escuchado de 2022 a pesar de sus 23 canciones, con las cuales podías experimentar todas las emociones que el amor y el verano te pueden hacer sentir.
A partir de esta experiencia yo esperaba que Benito siguiera explorando nuevos géneros, y lo hizo, yéndose al regional mexicano en colaboración con Grupo Frontera para interpretar Un x100to o colaborando con Travis Scott y The Weeknd en K-pop.
Sin expectativas llegué a este disco, que él híper juraba que no lanzaría este año, aunque tiene razón, nadie sabe que va a pasar mañana, y para mi sorpresa logró decepcionarme y dejarme un mal sabor de boca.
Tuve que escuchar el disco en dos partes, creyendo que en la primera solo sería de trap, al hacer la versión Benito, y que cambiaria a otro sonido más urbano en Bad Bunny, sin embargo no fue así y solo me pareció un disco repetitivo y monótono, esperando llegar cuanto antes a la pista 22.
Algo que sí celebro es su regreso al trap, siendo este genero con el que conocí y me empezó a gustar.
Ya extrañaba un poco escucharlo así, sin embargo creo que uno de sus desacierto fue querer acercarse más al público estadounidense, haciendo que su sonido recayera en algo que podría sonar a la musica gringa y que ni de cerca es algo de lo que ya había demostrado en sus último discos e incluso al inicio de su carrera.
Rescataría Monaco, No me quiero casar y Un preview como las canciones que sí agregaría a mi playlist.
Sus colaboraciones (secretas a primera vista) me dejaron con un mal sabor de boca: Mora en Hibiki me parece que no sobresale en la pista, siendo esta una de las mayores desilusiones que me lleve en el material; Young Miko, Bryant Myers, Luar la L, YOVNGCHIMI, Eladio Carrión y Feid también acompañan a Benito, sin embargo no las considero a la altura de otras colaboraciones de su carrera, siendo Acho PR con Arcangel, Ñengo Flow y De la Guetto de lo mejor en la categoría, con una canción dedicada a la vida en los barrios y las noches de Puerto Rico.
Históricamente Benito siempre ha hecho lo que le da la gana y aquí no es la excepción. Sin embargo el regreso a sus orígenes y el sonido con el que empezó, pero con las letras de los dolores y (nulas) felicidades que vive a sus 29 años, no fueron algo con lo que acabara de conectar.
Considero que este álbum solo es un estancamiento en su camino como artista, quizá un momento de descanso después de una ininterrumpida racha de éxito, fama y fortuna.
Nadie nunca en la vida sabe lo que va a pasar mañana, pero puede que vuelva a sorprendernos algún día.
CALIFICACIÓN GENERAL: 60/100
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